jueves, 15 de febrero de 2007

Casi Perfecto

Andrés tenía todo organizado. Hasta el último detalle. Eran las 7pm del miércoles previo a Semana Santa. Había salido del colegio como siempre, a las 5 de la tarde. Se iba con su familia a la casa de campo que el tío Ernesto tenía en 9 de Julio. Ernesto era soltero y aprovechó el fin de semana largo para darse una escapada a Gualeguaychú. A él le gustaba la ciudad fuera de la época de carnaval tanto como Andrés disfrutaba de Mar del Plata en invierno.
La previa a tan largo feriado le hacía dar grititos de histeria. Se estaban volviendo incontrolables, al punto que creyó que la profesora de inglés lo había agarrado en pleno ‘ataque’. Pero no le importaba.
Revisó todo lo que tenía preparado para el viaje en su mochila azul:
La parte musical incluía los siguientes CD’s:
-el “Dark Side of the Moon”.
-el de Nuno.
-el disco blanco doble.
-una selección de folclore.
Mientras que, teniendo en cuenta el alucinante home-theater® que el tío tenia en la casa, tambien llevó los siguientes DVD’s:
-el solista de David Gilmour.
-Los mejores videos de Queen.
Además, había conseguido una “joya”: El DVD del Imperio Contraataca remasterizado, prestado por el finde por su amigo Julián.
Ya había visto a su mama sacar del freezer los lomitos y el pan casero, que aprovechando los primeros fríos, se iban a tostar en la misma chimenea de la casa, armando lo ‘sanguches perfectos’, a base de lomo a las brasas, pan casero y mayoliva.
Llevaba consigo también el Hobbit, para volver a leer, juraba que en algún momento Bilbo decía odiar a Gandalf.
Puso su guitarra acústica en el estuche, junto con los cancioneros que él mismo había impreso en Internet, y encuadernado en tapa dura. Chequeó que el afinador tuviera buena batería (nunca pudo afinar bien de oído).
Le puso una tarjeta de $20 a su celular, para asegurarse crédito suficiente para mensajearse con Claudia, su compañera del club, con la que había salido al cine hacía una semana. En ese momento, ella le mandó un “te voy a extrañar”. El ataque de histeria le duró tiempo record, tanto que hasta le llegó a faltar aire.
Se subió al Fiat Palio de su viejo, y se puso a leer el Hobbit, mientras sonaba Falú en el estéreo del auto.
Dos horas y media después, habían entrado a 9 de Julio. Tenían unos 10km de calles internas hasta la tranquera. Sudó frío de alegría cuando su padre frenó, y le hizo el guiño a través del espejo retrovisor:
-Dale Andy, lleválo vos desde acá.

Andrés entró el auto por la tranquera con pulso profesional. Ni un solo bache agarró en todo el camino. Estacionó bajo la galería, puso el freno de mano, punto muerto, y apagó el motor. Papá le palmeó la espalda y mamá dijo:
-Si sigue así, pronto va a haber que comprarle un auto a Andy!
La histeria deformó su rostro, pero logró contenerla antes de ser sorprendido.

El campo estaba impecable. El aire frío pero soleado. El casero ya les había prendido la chimenea, y al entrar a la casa, lo recibió el aroma a madera de eucalipto quemándose. Fue a su habitación, y se puso a ordenar sus cosas para el eterno fin de semana. Ordenó todo con precisión milimétrica. Se puso a limpiar con un paño los discos, pensando en qué escribirle a Claudia. Su cara empezaba a deformarse nuevamente de felicidad cuando abrió el DVD del Imperio Contraataca. Su amigo tenía mezclados los discos, y le había mandado “El Ataque de los Clones”.

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